Hoy contaré la historia que me sucedió hace unos meses en un viaje que realizamos con la facultad. Esta experiencia ocurrió en la localidad de Santiponce (Sevilla), concretamente en Itálica, la primera ciudad puramente romana en Hispania creada en el año 206 a.C, y de donde proceden dos de los emperadores más conocidos del Imperio romano: Trajano y Adriano.

Al llegar a Itálica, no sólo me encontré con este gran anfiteatro, sino que en la ciudad también se conservaban casas con unos mosaicos espectaculares, unas termas romanas e incluso una panadería en la planta baja de una casa.

Sin embargo, en este post nos remontaremos en el tiempo hasta época imperial para contar la historia del Anfiteatro de Itálica mucho antes de convertirse en un escenario de rodaje.

El Anfiteatro fue construido en la primera mitad del siglo II d.C a extramuros de la ciudad, con la ampliación de la misma en época de Trajano, y principalmente con Adriano, que se preocupó de embellecer su ciudad natal con nuevas construcciones como el anfiteatro. Posiblemente este edificio lúdico fue un capricho imperial de Adriano, ya que no se trataba de una ciudad tan importante como para albergar una edificación de tal envergadura y tamaño, pues tenía una capacidad de 25.000 espectadores aproximadamente, siendo una ciudad con una población de 10.000 habitantes.
Las fiestas que se realizaban en honor a estos espectáculos tenían una duración de varios días, por lo que debían suponer un gran impacto para Itálica. Estos eventos eran obligatorios en la ciudad y se consideraban como un regalo de los gobernantes para el pueblo, aunque en realidad se utilizaba como distracción debido a la corrupción que existía por parte de estas clases soberanas. Por lo tanto, la entrada al anfiteatro era totalmente gratis. Además, en estos momentos la población se triplicaba por la llegada de poblaciones vecinas a Itálica, incluida Hispalis (actual Sevilla), que completaban el aforo del anfiteatro y llenaban la ciudad de vida, beneficiándose los comerciantes y tabernas locales.

Graderío del Anfiteatro romano de Itálica

Aunque todo el mundo podía acceder a los espectáculos realizados en el anfiteatro, los espectadores debían distribuirse en distintas zonas alrededor del graderío (cavea) según su clase social. Más cerca de la arena se situaba el podium, donde hacían presencia los senadores y altos cargos, en las gradas de encima se colocaban las clases dirigentes con senadores y oficiales (ima), a mitad del graderío la clase media con los ciudadanos romanos de pleno derecho (media), y en la última sección estaría el espacio destinado a los esclavos, mujeres y niños (summa).
Todo este graderío estaba cubierto por un toldo de tela articulado que podía desplegarse hacia el centro del anfiteatro para proteger al público del Sol.

Con respecto a los espectáculos que se realizaban en la arena, todos conocemos los famosos combates de gladiadores, que era el momento más esperado por el público en el anfiteatro.
Los gladiadores entrenados en escuelas de formación o ludus, salían a la arena para combatir en un duelo que, a diferencia de lo que afirman muchas creencias populares, no solían morir en combate ya que más que una lucha a muerte, se trataba de un combate arbitrado donde se daba más valor a la fuerza y la resistencia de los luchadores. Además, estos gladiadores más que esclavos de guerra, solían ser ciudadanos libres que se dedicaban a estos oficios a cambio de un buen sueldo y tras su retirada, se dedicaban a entrenar a nuevos gladiadores y a arbitrar en los juegos (ludi).
Los victoriosos de la batalla en el anfiteatro de Itálica saldrían con aclamaciones por la parte oeste y puerta principal del anfiteatro: la Porta Triunphalis, mientras que los caídos pasarían por el este a través de la Porta Libitiensis.
En algunos escritos romanos también se habla de la presencia de gladiatrix, mujeres gladiadoras que luchaban a la luz de la Luna con el pecho descubierto, de igual forma que los hombres, pero no se ha podido constatar de que en Itálica existiera.

RODRÍGUEZ HIDALGO JM. (1988). Reflexiones en torno a la Itálica de Adriano. Habis.

BELLIDO MÁRQUEZ T. (2009). Panorama historiográfico del Anfiteatro de Itálica. Romula-UPO.

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